Toda persona tiene derecho a sentirse realizada en la vida; lo cual implica, construir, crear y darle sentido y trascendencia. Toda persona tiene sueños, proyectos y objetivos personales por los cuales luchar. Todos necesitamos evolucionar, sentirnos bien con nosotros mismos y con nuestro entorno. Es una de las necesidades superiores más importantes del ser humano, según Maslow, el famoso científico de la pirámide.
Entonces, cabe preguntarse: ¿por qué un porcentaje importante de mujeres somos postergadas o nos autopostergamos en estos derechos?
¿Por qué, estas mujeres deben esperar a jubilar o divorciarse para empezar a escribir, pintar, estudiar o liderar grupos socioculturales?
Principalmente, encontramos respuestas, en el modelo patriarcal imperante en nuestra sociedad. Con fuerte influencia de la religión, donde el rol de la mujer se circunscribe al de madre esposa y la autopostergación se ve como un valor altruista. Este modelo, manifiestado en los altos índices de violencia contra la mujer, en las brechas salariales, en los roles recargados de la mujer trabajadora, madre y esposa, en la mujer que debe alimentar, criar y educar sola a sus hijos o en la mujer que debe cuidar enfermos.
También hay responsabilidad del Estado en las políticas socioculturales: escasas oportunidades, salud mental descuidada y deficiente educación como personas con roles, valores, deberes y derechos, equitativos y democráticos.
Por otra parte, es importante mencionar, el costo físico y emocional que la autopostergación puede significar para la mujer: baja autoestima, malas relaciones familiares, adicciones, enfermedades diversas, entre ellas, cáncer y depresión.
De acuerdo a esta realidad, ¿qué oportunidades, espacio y tiempo, tenemos las mujeres para salir de nuestra postergación o autopostergación?
He observado, lo que ocurre en las mujeres que integran la Agrupación cultural Alborada de Pucón que dirijo, que cumple dos años de funcionamiento. Todas, luchando, por ser escritoras. Luchando contra las dificultades de salud, económicas y obligaciones de trabajo o familiares. La integran mujeres adultas y adultas mayores. En noviembre publicarán su segunda Antología, autofinanciada. Tres de ellas ya han publicado individualmente, sus propios libros.
¿Cómo lo hacen? Primero que nada, tomando conciencia que tienen derecho a la autorealización y, segundo, defendiendo ese derecho ante la familia y sociedad.
La necesidad de autorealización busca distintos campos de acción. En este caso, las mujeres de Alborada, buscaron en la Literatura, cumplir sus sueños, siguiendo a sus idolas: Gabriela Mistral, Marcela Paz o Luisa Bombal, entre otras.